¿Qué es la motivación de estudio?
La motivación de estudio es un estado de ánimo que hace que la conducta de una persona cambie y se active para conseguir las metas concretas que se ha marcado desde muy temprano. Por lo tanto, si quieres lograr tus objetivos académicos es importante la motivación de estudio
Elementos de la motivación
La motivación humana requiere de una serie de elementos, si estos se encuentran en correcto equilibrio se puede esperar que esa persona sea capaz de desarrollarse plenamente en dicho aspecto.
Algunos de los elementos que podemos encontrar en la motivación de estudio son:
Dirección
Este punto hace referencia del norte que debe tener el estudiante, es decir, la meta que se traza.
Intensidad
Se relaciona directamente con la percepción de cada quien, ya que es la fuerza que se le imparte a la decisión que es tomada.
Persistencia
La motivación de estudio muchas veces requiere determinación, como el caso de aquellas personas que dicen: no me levantaré hasta terminar todo este tema.
Tipos de motivaciones en el estudio
Al hablar de la motivación de estudio se debe tener en cuenta que se hace referencia a dos aspectos muy importantes.
Intrínseca
Esta nace de la misma persona, es decir depende de lo que quiera alcanzar y lo que esté dispuesto a hacer para poder cumplir la meta trazada. No requiere de compensación ni de ningún estímulo externo.
Extrínseca
Tal como lo indica su nombre se desarrolla mediante estímulos externos, para que se genere es necesario ofrecer algún tipo de compensación al individuo debido a que no surge de forma natural.
El nivel de motivación que se desarrolla es directamente proporcional al interés que se tenga por la compensación final.
¿Es importante la motivación de estudio?
Para nadie es un secreto que la motivación juega un rol importante en los estudios, en cada tema que los chicos estudien deben buscar la transferencia a la vida real. Eso sí, cuando se haya establecido deben procurar cumplirlo y darle prioridad ante cualquier inconveniente que pueda surgir.
Es esencial ser consciente de nuestras capacidades y plantearnos metas que se puedan alcanzar. Estudiar en un entorno agradable es imprescindible para la motivación escolar ya que favorecerá la concentración y el aprovechamiento de las horas de estudio.
1.-Teoría del contenido. Propone la comprensión de la motivación en base a su vínculo con las necesidades humanas, tal y como las comprendía Maslow en su famosa pirámide, en la que representaba la jerarquía de las necesidades humanas. Así, según este abordaje de la motivación, detrás de ella se halla siempre algún tipo de necesidad insatisfecha.
Teoría del incentivo. Esta aproximación supone la motivación como el fruto de un estímulo o incentivo, material o de otra naturaleza, que incide sobre la conducta de manera positiva (incitando a la acción) o negativa (inhibiendo la acción). Dichos incentivos se denominan reforzadores, y sus efectos serán, respectivamente, refuerzos positivos (ofrecen la posibilidad de una recompensa) o negativos (ofrecen la posibilidad de un castigo).
2.-Teoría de la reducción de pulsiones. Esta teoría parte de la consideración de que los seres humanos tenemos pulsiones básicas fundamentales (hambre, sed, etc.) que, conforme pasa el tiempo, cobran fuerza y motivación si se encuentran insatisfechos, y del mismo modo al satisfacerse pierden fuerza, o sea, se reducen.
3.-Teoría de la disonancia cognitiva. No es exactamente una teoría sobre la motivación, pero se puede aplicar a la misma. Establece que los individuos intentan activamente disminuir su sensación de disonancia subjetiva respecto al mundo que los rodea, a sus propios deseos o sentimientos, y a los demás. Es decir, las personas tienen un impulso motivacional que las lleva a emprender acciones para subsanar de manera directa o indirecta otras dolencias y percepciones.
Espiritualidad: Influencia o motivación
La espiritualidad, que a menudo incorpora creencias religiosas, pone de manifiesto unos pensamientos o conocimientos que la persona asume como certezas y que habitualmente están en la cima de sus valores proporcionando sentido y significado a los sucesos vitales, del mundo o de la sociedad. Estas certezas contribuyen a reinterpretar y revaluar el significado de la realidad y a reconstruir positivamente los sucesos negativos, como por ejemplo la enfermedad o la muerte de un ser querido.
El tener una visión del mundo en donde los sucesos no ocurren por casualidad o bajo posibilidades probabilísticas, sino bajo la voluntad o permisión de algo o alguien que nos trasciende, facilita la asignación de significados a todos los sucesos.
Dimensión horizontal
Dentro de las influencias que el componente espiritual ejerce sobre las mentes es interesante analizar su dimensión horizontal respecto a las relaciones humanas ideales que propone. Este análisis podría consistir en identificar aquellos aspectos que favorecen y estimulan los comportamientos prosociales. Aquí cabe referirnos a todas aquellas corrientes de espiritualidad y religiones que proponen los siguientes valores al máximo nivel de importancia:
El ser humano como poseedor de una dignidad trascendente, es decir, inalienable y universal, merecedor por tanto de un reco- nocimiento de esta dignidad por los demás. .
El ser humano como merecedor de estima y amor.
Las relaciones humanas guiadas por un equilibrio entre la atención a las necesidades del Yo y la atención al Tú, al Otro u Otros.
Los conflictos entre los seres humanos superados por esa estima y amor que alcanza incluso al enemigo.
No conocemos en qué medida la existencia del componente espiritual de la persona puede ser necesario para dar fuerza a estos principios. Por ejemplo, en el impulso originario y en el mantenimiento de una motivación de las personas que actuarían como agentes de cambio prosocial, que se orientan a actuar generativamente en el cambio de otras personas, con notables costos personales.
Motivación y comportamiento
Tengamos en cuenta que en la motivación y en la actuación de esos principios hemos de distinguir no sólo la intensidad y fuerza sino la persistencia y duración de las conductas. Y respecto a las metas, la extensión o universalidad de esos principios: por ejemplo, estima no sólo a algunas personas o colectivos, sino a todas.
Entre el nivel de creencias y el nivel de los comportamientos hay una notable distancia y no podemos quedarnos simplemente en este nivel de la creencia.
Pueden existir personas muy convencidas de su adhesión a los principios enumerados, pero ¿en qué medida afectan a sus conductas prosociales? Aquí entraríamos en sus niveles éticos y la aplicación y el cumplimiento de los correspondientes comportamientos.
Para ello podemos distinguir dos niveles
Consecuencias para el yo .
Consecuencias para el otro
En este sentido, el foco no estaría tanto en las creencias, como más bien en la forma en que los recursos espirituales pueden contribuir al progreso y solución de los problemas personales y sociales.